No hace mucho,
en una cueva cercana, unos niños iban de excursión:
-¡Alejandro,
mira qué piedra más grande!
-Es verdad,
Juan, ¿cómo se llamará? ¡Brilla muchísimo!
Cerca de allí
pasaba un arqueólogo con su familia:
-¡Hola, niños! ¿Estáis
aquí solos?
-¡No, estamos
con esta piedra que brilla!
El arqueólogo se
acercó a la piedra y la examinó. Minutos después, dijo con asombro: ¡Vaya, pero
si es un mineral con incrustaciones de oro! Desde aquel día, el arqueólogo
viajó durante un mes hasta allí para poder estudiarla bien.
Andrea Rodríguez
Manzanares, 6º A
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