Mi casa es muy rara, tiene una
habitación hecha de palos, otra de ladrillos y otra de piedra… Para construirla
usé muchos materiales.
Cuando decidí hacerme mi
propia casita, no imaginé que en el bosque hubiera tantas materias diferentes.
Tanta materia había que no
sabía qué material usar para mi casa, por eso, decidí usar los materiales del
bosque.
Empecé haciendo un suelo de
hojas, pero se secaron; luego lo hice de piedra y preparé una habitación
también de piedras, con una chimenea de fuego en plasma, una cama caliente con
un edredón de plumas.
Otra habitación de madera,
pero como la lluvia no paraba de filtrarse por las ramas del techo, decidí
dejarla para primavera.
En invierno y primavera,
estuve bien, pero cuando llegó el sofocante calor del verano, no aguantaba más
en la habitación de piedra y pensé hacer una fresca habitación con agua, pero
claro, no podía hacer una habitación con líquido y si la solidificaba se
derretiría.
Pensé y pensé hasta tener una
maravillosa idea.
Fabriqué un amplio y fresco
sótano cavado bajo la casa. Tenía paredes de ladrillo y suelo de hojas secas.
Lo llené de agua y la solidifiqué.
Después, esculpí el hielo hasta formar una fresquísima habitación que también
podría usar como nevera. Hice muchísimas habitaciones; desde saunas de agua
evaporada hasta normales habitaciones de ladrillos.
Cuando estuvo terminada, la
cubrí con hojas para que nadie viera el lío de material con el que construí mi
casa.
Bárbara Galindo Nieto. 5º
Primaria
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