Había
una vez un león muy gordo porque se alimentaba de comida basura, le encantaban
las hamburguesas, pizzas, perritos calientes… y no comía nada de verdura ni
fruta. Su madre se pasaba el día diciéndole que se iba a poner gordo por comer
mal y no podría ir a cazar con los demás machos. Además cuando fuese mayor tendría
que cuidar de su familia.
El
león no tenía ningún amigo porque nadie le quería, estaba tan gordo que hasta
el mono se burlaba de él, con ese aspecto no podría ser el rey de la selva.
Por
otro lado había un elefante muy flaco porque no comía nada. Su madre le decía
que comiese porque sin nutrientes no tendría fuerza y no podría cazar con los
demás elefantes.
Además
cuando fuese mayor tendría que cuidar de sus elefantitos.
El
elefante tampoco tenía amigos porque estaba tan flaco que se burlaban de él.
Un
día el león intentó ir a cazar para demostrarle a su madre que estaba
equivocada y entonces el león decidió cazar un elefante de los que están muy
gordos y corren poco, pero al ir a cazar a ese elefante se encontró con el
elefante flaco.
El
elefante echó a correr y el león detrás de él. A los pocos minutos el elefante
estaba cansado porque no tenía energía y el león también porque le pesaba la
barriga. Cuando se pararon los dos del cansancio se pusieron a hablar y se
contaron sus historias. Y así fue como el elefante y el león se dieron cuenta
de que tenían un problema en su nutrición y debían hacer caso a sus madres y
comer completo y sano.
Alba Talavera
Fatela 6º Primaria
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