Hubo un tiempo en el que la zona alta de la
ciudad de Segovia no tenía fácil acceso al agua. Para poder conseguirla, los habitantes tenían que realizar un gran
recorrido para poder traer el agua de las fuentes en la zona exterior de la
ciudad.
Una joven criada, tenía que llevar cada día agua
a la casa en la que servía en lo alto de la ciudad, para lo que tenía que bajar
a cuestas con el cántaro a la zona baja donde se
situaba la fuente, para luego hacer el camino de subida con el cántaro lleno.
Un día la joven criada, sumida en la
desesperación a mitad de camino, exclamó en alto: “Daría lo que fuera porque el
agua llegara sola a las puertas de la ciudad para no tener que volver nunca a
recorrer este camino”. Entonces una voz melodiosa tras ella le respondió:
“¿Estás segura de que darías cualquier cosa a cambio de que el agua llegara a
las puertas de tu ciudad?”. La joven se dio la vuelta asustada y se encontró
con un hombre apuesto, al que respondió que sí sin dudarlo ni un momento, ya
que pocas eran las pertenencias que tenía que pudieran interesarle al hombre.
I: Diablo constructor del acueducto
Entonces el hombre le pidió algo que la mujer sí
que poseía: su alma a cambio de hacer que el agua llegara directamente hasta las puertas de la ciudad.
En el momento de bajeza, la joven pensó que el alma era algo que de poco le
valía, por lo que aceptó sin dudarlo. Entonces, se percató de una rara sonrisa
en la cara del extraño, por lo que antes de estrechar la mano con este y sellar
el trato, la joven añadió que solo le daría su alma si era capaz de hacerlo
antes de que el primer rayo del sol brillara a la mañana siguiente. Tras cerrar
el trato con un apretón de manos, el hombre se desvaneció ante sus ojos, y la
joven continuó su camino a por agua pensando que todo había sido una simple
fantasía causada por el gran cansancio.
La noche cayó, y la joven comenzó a dar vueltas
en la cama sin poder dormir. No paraba de pensar en el extraño encuentro que
había tenido al al
bajar a la fuente por la mañana, así que se levantó y
fue a dar un paseo para airear la mente. Pero su sorpresa fue mayúscula cuando
se asomó al mirador junto a la puerta de San Juan y observó cómo el extraño que
había conocido esa mañana estaba envuelto en llamas y dando órdenes a cientos
de diablos, dirigiéndolos en la construcción de una estructura que la joven no
tardó en identificar como un conducto para llevar el agua a lo alto de la
ciudad.
La obra continuó toda la noche, durante la cual
la joven no paró de rezar a Dios arrepentida por su trato con el diablo y
pidiéndole que no dejara que el diablo se llevara su alma, sin obtener
respuesta alguna. Cuando toda la construcción estaba prácticamente finalizada,
el hombre en llamas y todos sus ayudantes comenzaron a celebrar la victoria
mientras llevaban la última piedra al hueco, y justo en el momento en que el hombre en llamas iba a ponerla, el
primer rayo de sol golpeó su cara.
El diablo, indignado con su derrota, abandonó la
ciudad junto a todos sus ayudantes dejando la casi terminada construcción a sus
espaldas. La joven, sorprendida por su victoria, corrió a la iglesia para confesar ante el sacerdote. Este, tras bendecir a la joven, fue con el
resto de segovianos a contemplar el impresionante acueducto construido por el
diablo y sus ayudantes, poniendo todos juntos la última piedra para finalizar
la construcción.
ALEJANDRO TOBAR PÉREZ
MARÍA ÁNGELES RABADÁN MARTÍN
VICTORIA ELENA QUIJADA TEJEDA
VIOLETA ALONSO BRIZ
6ºB PRIMARIA