Lectura en la celebración ayer del Día del Libro de un
fragmento del Elogio del Libro 2019: “De la naturaleza mágica y misteriosa de
los libros”. Autora: María José Flores.
Yo siento que los libros tienen vida.
Siento que los libros laten y respiran.
¿No lo creéis vosotros también?
Los libros pertenecen al mundo del prodigio.
Los libros son prodigios
y pueden recordar la vida
y también inventarlas.
Los libros nos emocionan y nos confortan.
Los libros nos distraen de nuestras preocupaciones.
Los libros nos divierten con humor
y son unos extraordinarios compañeros.
A veces la soledad es terrible
pero sabemos que con los libros nunca estaremos
solos.
Por lo menos yo lo creo así.
Los libros nos hacen viajar en el espacio y en el
tiempo.
Y también a otras mentes y corazones.
Los libros crean lugares exóticos y pocas veces
vistos.
Los libros también nos desvelan lo que tenemos
delante
y no somos capaces de ver.
Los libros encierran todo lo que somos.
Los libros nos hablan de fragilidad, de héroes,
de lo terrible y lo cruel,
de lo noble y lo bello, de la hermosura y de la
pureza.
Los libros nos ayudan a comprender
cuál es nuestro lugar en el mundo
y a adentrarnos en nosotros mismos.
Esto nos hace más conscientes y capaces de ser
libres.
El parecido entre las palabras libre y libro es
curioso,
¿verdad?
A lo mejor no es casualidad.
La magia de la literatura no puede desaparecer.
Tenemos que aprender a escuchar los libros
y cuidar su verdad y su secreto.
Los libros son como ríos hondos con mucha agua,
agua misteriosa.
No hay nada que encierre tanto misterio como un
libro
aunque lo puedas ver y tocar.
Cuando terminamos un libro y lo cerramos
nos quedamos sonrientes o emocionados.
Y nos hace pensar en el parecido que tienen
la vida y la literatura.
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