Había una vez un cuerpo en
el que sus aparatos no sabían cuál era el más importante, estaban reñidos y se
pasaban el día discutiendo.
-Yo soy el más importante porque alimento al
cuerpo, - dijo el aparato digestivo.
-¡Qué dices!, -interrumpió el respiratorio- , si yo dejara de funcionar, el cuerpo moriría.
-Si yo no existiera ¿qué haríais con vuestro oxígeno y con vuestros
nutrientes?, -dijo el aparato circulatorio.
- ¡Estaríais todos cubiertos de deshechos sin mí!, -le cortó el
excretor.
Como no se ponían de
acuerdo el aparato circulatorio propuso que cada uno dejara de funcionar por
turnos.
Cuando él dejó de funcionar
el cuerpo casi muere y estuvo mucho tiempo enfermo.
Después de recuperarse, le
llegó el turno al respiratorio y, en unos pocos minutos, el cuerpo volvió a
estar enfermo.
Cuando le tocó al
digestivo, paró, y, al cabo de dos días, el cuerpo apenas tenía nutrientes y
decidió volver a funcionar.
Por último le tocó al
excretor y con él, pasó lo mismo.
Los aparatos decidieron que
todos eran iguales pero ya era demasiado tarde, el cuerpo había muerto. Desde
entonces, los aparatos no volvieron a parar ni discutir nunca más.
Bárbara
Galindo Nieto 6º Primaria
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