Érase una
vez una familia que fue de excursión a una cueva, “La cueva de los
murciélagos”. Estuvieron por allí todo el día, comieron, jugaron y se
adentraron más en ella. En aquel momento, sin darse cuenta, pasaron por un
pasadizo, ninguno tenía palabras para explicar aquello. Parecía como si se
hubiera sacado de un cuento de fantasías. Estaba lleno de duendes, hadas…
Tenían miedo, pero a la vez querían inspeccionarlo más y más, y para eso se
dividieron en dos grupos, la madre con la hija y el padre con el hijo.
Después se encontraron, y siguieron, pero ya todos
juntos.
-¡Mirad!, exclamó el padre.
Había un montón de pececillos de colorines y
brillantes en una especie de laguna, además de ranas y saltamontes de color oro
y con unos ojos grandes y rojos.
De repente cayeron por una catarata.
Cuando despertaron de la caída, se encontraban al
lado de la entrada de la cueva.
No sabían lo que había pasado. Así que prefirieron
dejarlo como si nada hubiera ocurrido.
Andrea
Miguel López. 6º A