Paseando un buen día,
me encontré una charquita,
allí saltaba y saltaba
una preciosa ranita.
Era pequeña y graciosa,
yo decidí llamarla Rosa.
De color verde era su cuerpo
y sus ojos saltones eran de tonos marrones.
De aquí para allá
saltaba la ranita,
que se quedó atrapada
en una ramita.
Rubén Costumero. 5º Primaria
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