2 may 2018

LA CASA DE ENFRENTE

Era una tarde de verano, el aire acondicionado estaba a tope y el cemento derritiéndose. Yo estaba tranquilamente con el mando de la consola entre mis manos echando unas partidas.

Entonces, llega mi madre y dice que tenemos que salir. No sé en que estaría pensando con el calor que hacía pero da lo mismo.

Al salir, en la casa de enfrente no vi a nadie, ni siquiera alguna luz o escuché el contador de agua. Me pareció extraño pero no le di importancia.

A la vuelta, una sombra negra entró rápidamente en la casa. No me dio tiempo a ver su aspecto porque fue muy deprisa. Más tarde decidí irme a explorar.

La puerta chirriante me dejó los pelos de punta. La cocina con ratas y moho casi me tira al suelo.

Entonces bajé al sótano: si al S-Ó-T-A-N-O. La madera de las escaleras parecía que se iba a partir.

Abrí la puerta y pensé: no sé porque hago estas cosas.

Pero por una vez no hice caso a mi mente y me dejé llevar por la curiosidad.

Al abrir la puerta, recibí un golpe en el estómago y lo noté algo peludo en el segundo que recibí el golpe. Entonces esa silueta abrió sus ojos ROJOS.

Ese momento lo recuerdo un poco borroso en mi mente; creo que mi cerebro reaccionó bien en esos momentos, le dijo a mis piernas que salieran lo más rápido posible de allí. Además esa noche tuve pesadillas.

30 AÑOS MÁS TARDE…

Inventé el OLVIDATOR: es una máquina que hace que olvides algo malo que te haya pasado entre los 3 y los 12 años. Introduje en la pantalla:

    casa de enfrente

    edad: 11 años.

Mi vida volvió a la normalidad estuve trabajando en el olvidator unos 10 años más.
                                   

JUAN PEGUERO GARCÍA, 5ºB

1 comentario:

  1. Muy buen relato, muy bien estructurado. No puedo creer que lo haya escrito un niño de 11 años. Bravo!!

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