El eucalipto
Dos días tras terminar un seco verano, un castaño
tenía como único compañero a un eucalipto avaricioso que le quitaba el agua,
(porque beben mucha agua).
Tras la sequía del verano y la que venía para
otoño, el pobre castaño se estaba secando y las castañas ya no podían crecer;
así es que los aldeanos del pueblo donde estaban situados tenían que ir a otros
castaños para buscar su fruto. Pero todos estaban igual de secos así que se
quedaron sin castañas.
Fueron entonces a pedirle al eucalipto que dejara
de beber tanta agua, pero se negó. Así que los aldeanos tenían que regar los
castaños uno a uno y el eucalipto se sentía mal por lo que había hecho y
reflexionó. Al día siguiente dejó de chupar agua y fue él el que se secó.
Los aldeanos miraron el pronóstico del tiempo y…
¡¡¡llovía!!! Todos los campos se pusieron verdes a la semana y los castaños
dieron castañas muy grandes.
Adrián Rubio Montero. 6º Primaria.
“De treinta en treinta”
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja un comentario