A Claudita y Lolita les encantaba ir al cementerio.
Un día fueron a visitar la tumba de su tatarabuelo que había muerto hacía justo
cien años.
Nada más entrar, escucharon una voz que decía: “¡MUÉRETE
YA Y, ASÍ, NOS ACOMPAÑARÁS TODA LA ETERNIDAD!” Se asustaron tanto que no se
podían mover. El cielo se nubló y empezaba a anochecer. Cuando consiguieron
caminar, miraron hacia atrás y vieron que todas las tumbas se habían abierto.
Gritaron aterrorizadas y, de pronto, vieron cómo su tatarabuelo se acercaba.
Cuando las alcanzó, las arrastró hacia las tumbas.
Sus padres las buscaron por todas partes hasta que,
al cabo de dos meses, fueron al cementerio y encontraron dos tumbas con el
nombre de sus hijas. Las abrieron y allí estaban los dos esqueletos.
Claudia Ibáñez Pino 4º Primaria
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