14 nov 2018

Una gran estación


 -Hola. Yo soy Haize, un viejo roble que habita en el centro de un pequeño bosque. Siempre me ha hecho ilusión contarle a alguien cómo es la vida en un bosque cuando llega el otoño, y hoy, por fin, lo estoy haciendo.

Cuando yo era un roblecillo creía que el otoño era horrible y espantoso, pero luego, a lo largo de los años, me fui dando cuenta de que esta estación es necesaria para los árboles. Algunos necesitamos que llegue el otoño para que se nos caigan las hojas y nos salgan unas nuevas en primavera: aunque hay otros a los que no se les caen en todo el año; por eso se dice que son de hoja perenne.

Las hojas de los árboles se vuelven amarillas, naranjas, rojas o marrones según el tipo de árbol que sea. Gracias a la lluvia de esta estación comienza la temporada de setas; algunas de ellas cogen los humanos para comérselas.

Hay muchos árboles en otoño que dan frutos como los castaños que dan castañas; los nogales, nueces; las encinas y los robles, bellotas… Estos frutos también los cogen los humanos para comerlos y, por ejemplo, las castañas se asan y se hacen calbotes.

-Hola, señor Haize, ¿qué estás haciendo?

-Hola, Roco. Estoy contando qué pasa en otoño en este bosque.

-¡Qué bien! ¿Puedo contar yo un poco?

-Sí. ¡Cómo no!
-Pues yo os voy a contar qué nos gusta hacer a nosotros, los zorros, cuando llega el otoño.
Normalmente nos gusta mucho jugar con nuestros hermanos y con nuestros padres, pero cuando llueve, nos vam,os rápidamente a buscar refugio. También apreciamos los colores de esta estación porque son muy vivos y llamativos… Y lo siento pero me tengo que ir, que acabo de ver una presa que debe de estar riquísima.

-Y por último, yo, el roble, os quiero decir que a lo largo de mi vida me he dado cuenta de que el otoño es mi estación favorita. Disfrutad de ella antes de que llegue el invierno.

Sheila Carretero Izquierdo. 6º Primaria.
“De treinta en treinta”

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