El Capitán Barbaroja navegaba por la mar hasta que
de repente se formó una gran tormenta. Fue rápidamente a coger su baúl, en el
cual había un secreto, se metió dentro y cogió un tablón. Cuando el barco
naufragó empezó a remar con el tablón hacia una isla que había visto con el
catalejo.
Una vez en la isla no pudo buscar nada porque era
muy pequeña, pero con la palmera que había se conformaba y con que diera cocos.
Si no comía, se iba a quedar más delgaducho de lo que ya estaba. A base de
cocos y peces consiguió... alimentar al tiburón que pasaba todos los días por
allí (el tío era un caradura) ¡pero si tenía un océano para él solito!
Cuando el Capitán Barbaroja averiguó dónde hallar
tierra se dijo así mismo: ¡Allá vamos! Abrió el cofre y ¿a qué no sabéis lo que
había? … ¡unos tintes! Y además de color rojizo, para la barba.
El Capitán no es que fuera un niño y con un bote no
le daba para su larga barba. Después de una hora de acicalamiento, el Capitán
estuvo preparado para partir a tierra.
Luz Sánchez 6º
Primaria
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