LA PIEL DEL COCODRILO
En algunas aldeas de Namibia cuentan que
hace mucho, mucho tiempo, el cocodrilo tenía la piel lisa y dorada como si
fuera de oro. Dicen que pasaba todo el día debajo del agua, en las aguas
embarradas y que solo salía de ellas durante la noche, y que la luna se
reflejaba en su brillante y lisa piel. Todos los otros animales iban a esas
horas a beber agua y se quedaban admirados contemplando la hermosa piel dorada
del cocodrilo.
El cocodrilo, orgulloso de la admiración
que causaba su piel, empezó a salir del agua durante el día para presumir de su
piel. Entonces, los demás animales, no solo iban por la noche a beber agua sino
que se acercaban también cuando brillaba el sol para contemplar la piel dorada
del cocodrilo.
Pero sucedió, que el sol brillante, poco
a poco fue secando la piel del cocodrilo, cubierta de una capa de reluciente
barro, y cada día se iba poniendo más fea. Al ver este cambio en su piel, los
otros animales iban perdiendo su admiración. Cada día, el cocodrilo tenía su
piel más cuarteada hasta que se le quedó como ahora la tiene, cubierta de
grandes y duras escamas pardas. Finalmente, ante esta transformación, los otros
animales no volvieron a beber durante el día y contemplar la antigua hermosa
piel dorada del cocodrilo.
El cocodrilo, antes tan orgulloso de su
piel dorada, nunca se recuperó de la vergüenza y humillación y desde entonces,
cuando otros se le acercan se sumerge rápidamente en el agua, con sólo sus ojos
y orificios nasales sobre la superficie del agua.
Alejandro Tobar Pérez
y
Violeta Alonso Briz
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja un comentario