Había una vez un topito casi cieguito, que veía más
bien poquito.
Lo poquito que veía, el sol le deslumbraba y
prefería vivir bajo tierra, donde nada le molestaba.
Allí tenía una amiga, María Luisa, que era una
lombriz de tierra renegra.
María Luisa le hacía compañía y le contaba historias
de princesas y de hadas y su mundo oscuro, iluminaba.
Había también un saltamontes, que Fernando se
llamaba, y al que un niño le había quitado una pata.
Fernando, ya no saltaba, pero Juan su amigo grillo
le cantaba y le traía membrillo, así que estaba supercontentillo.
El gorrión del nido se cayó, el ala se tronchó y
nunca más voló .
Una niña por la calle pasó y a su casa se lo llevó.
Con el gorrión, la alegría en la casa entró.
Cecilia le cuida y alimenta y ella está
supercontenta.
Ya no está sola y eso se nota, y ahora ya saca
buenas notas.
El toro más galante, elegante y desafiante de la
dehesa, desde que volvió de la plaza herido y tullido, llora su valentía ilesa.
El mayoral conmovido y admirado está azorado.
El mayoral le ha buscado una vaca muy chula:
Catalina, que con él se combina.
La rana Rita tiene reúma y ya no salta, ¡vaya lata¡ ¡qué
mala pata!
A la orilla de su estanque la araña teje su tela
pegagosa y asquerosa y Rita renquea, que te renquea de su tela las moscas roba
y así se alimenta.
¡Estoy reumática y hambrienta ¡
¡Menuda elementa!
El cocodrilo Martín sin dientes se quedó.
- Y ahora, ¿cómo lo hago yo?
En la ciénaga todo el mundo se ríe de Martín.
¡Mira el chulín de Martín, ahora no puede ni sonreír!
Ahora ya no se ríe de Rita, la elementa, pero ella
no le mira contenta.
Rita lamenta que Martín al dentista tenga que ir y
de la dentadura postiza no pueda prescindir.
La abuelina más chiquitina coge golosinas para su
nieta. Los cabezudos no la ven y Matildina da un traspiés.
¡Matildina, qué eres muy chiquitina! ¡No te metas !
¡pero qué puñetas, por mi nieta!
¡Chica, que una es! ¡Chiquinina! ¿y qué?,
¡pero no me estoy quieta y con mi nieta voy donde
van también las mocetonas bravuconas! ¡Nosotras somos más molonas!
La jirafa Rafaela veía novelas latinoamericanas, de
tanto y tanto mirarlas su cuello se torció y un collarín se colocó.
¡Dios mío qué dolor de cervicales de tantos seriales¡
Mi prima Cristina es divina, le gustan mucho las
chocolatinas.
tiene los ojos achinados aunque no muy rasgados.
dicen que es lenta, todo se comenta.
No sé qué de un cromosona ¡qué broma!
Te quiero Cristina.
La tortuga Nicolasa da mucho la brasa.
-Nicolasa, ¿qué te pasa?
-Estoy nerviosa y ando deprisa.
-¡Pero qué risa! ¡Una tortuga marchosa!
-Marchosa, no ¡nerviosa!
-Anda, anda , Nicolasa, no des la brasa.
-Tú no me entiendes, alguien lo hará, lo entenderá y
me amará, y es que no puedo parar.
Matildina contaba a su nieta un cuento, con mucho
argumento, era sobre “el abuelo Tragullón”, que tenía una niña como el sol y
relucía como una estrella...
-Alicia, esa eres tú, una niña como un sol y que
reluces como una estrella.
-Aquí estoy yo, sentada en esta silla, callada,
amada.
-Te miro con
mis ojos verdes y me miras, no te hablo pero me entiendes porque tengo
superpoderes.
-Soy una maga, una hada, porque sin hacer nada, soy
amada.
-Sin moverme de esta silla, muevo el mundo a mi
alrededor y todos bailan a mi son, dicen que yo soy el motor.
El cocodrilo Martín sin dientes se quedó.
- Y ahora ¿cómo lo hago yo?
En la ciénaga todo el mundo se ríe de Martín.
¡Mira el chulín de Martín, ahora no puede ni sonreír!
Ahora ya no se ríe de Rita, la elementa, pero ella
no le mira contenta, pues a Rita no le gusta que otro, aún siendo Martín, también
esté pachuchín.
La abuelina más chiquinina contaba cuentos a su
nieta, ahora está con su bisnieta, las
dos están contentas...
Moraleja:
Todos
somos diferentes y hay que respetarse unos a otros.
Es
obligación moral ayudar al que más lo necesita y desde la cuna hay que
enseñarlo.
Todos, un
día, podemos estar en situación de necesitar ayuda.
Gracias a
la naturaleza, no somos iguales, ¡qué aburrido sería!
Vive,
deja vivir y ayuda.
Los cocodrilos,
“gallitos del corral”, etc... a veces terminan mal.
Felisa
Nuevo Marcos (mamá de alumno)
A mis hijos
Alicia y Javier
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